domingo, 25 de agosto de 2013

Ellos prepararon el camino, Wendell Herbert Hall y Merryll W. Hall

Por Rodolfo Acevedo
Archivo: Páginas Locales Chile
Liahona, Abril 1989

El advenimiento del año 1962 sorprendió a los chilenos en los preparativos previos a la iniciación del campeonato mundial de fútbol, cuya sede seria nuestro país y en el cual nuestra representación nacional obtendría una destacada participación.

Mientras tanto en la naciente Misión Chilena de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días sus líderes afinaban los detalles relacionados con la pronta construcción de la primera capilla mormona en Chile, la cual se levantaría en los terrenos comprados por la Iglesia en la calle Manuel de Salas 401 en Ñuñoa.

Fue justamente en medio de estos preparativos los primeros días de marzo de ese año que arribó a nuestro país una familia mormona desde los Estados Unidos integrada por Wendell H. Hall, su esposa, Merryll, y sus seis hijos.

El hermano Hall venía a hacerse cargo del Instituto Chileno Norteamericano de Cultura de Valparaíso y Viña del Mar en calidad de Director Administrativo.

En esta posición, su calidad de miembro de la Iglesia mormona muy pronto llegaría a ser destacada.  De hecho el diario El Mercurio de Valparaíso editorializó refiriéndose a él como el “austero mormón” quien “tan pronto como llegó a Valparaíso se entregó sin reservas a sus tareas, haciéndose admirar y querer de todos por la recta intención que puso en ellas y por la cabal eficacia con que supo realizarlas”.

La familia Hall rápidamente se integró a la actividad de la naciente iglesia en Valparaíso, llegando a convertirse en un gran apoyo para la obra misional.

Un mes después de su arribo, el hermano Hall fue llamado por el presidente de la Misión Chilena, el Élder A. Delbert Palmer para servir como presidente del Distrito de Valparaíso.

En una conferencia efectuada el 15 de abril de 1962 en el Sindicato Hucke, a la cual asistieron 300 personas, se sostuvo al nuevo presidente del Distrito de Valparaíso y se reveló de tal posición al Élder Franklin S. Harris III, un misionero proselitista, que por un tiempo cumplió funciones de liderazgo presidiendo el Distrito.

Como consejeros del presidente Hall fueron llamados en aquella ocasión los hermanos José Osorio (primer consejero) y Guillermo Núñez (segundo consejero) y como secretario el hermano Eduardo Montero.

La estadía de la familia Hall a comienzos de la década de los años sesenta en nuestro país se extendió por cuatro años. El 25 de marzo de 1966 el historiador de la misión escribió: “La familia de Wendell Hall salió para los Estados Unidos después de cuatro años de dirigir el Instituto Chileno Norteamericano de Cultura en Valparaíso y Viña del Mar y después de mucho servicio a la Iglesia como un asistente al presidente, ayudando a los líderes locales de la Iglesia en la costa. Echaremos de menos al hermano y hermana Hall y sus seis hijos”.

Tanto El Mercurio de Valparaíso como el diario La Estrella dedicaron sendos espacios para despedir y agradecer la fructífera labor del hermano Hall al frente del Instituto “por la efectiva misión de buen artífice de la amistad entre dos pueblos que nacieron a la vida independiente casi por la misma época”.

Hoy en el primer mes de este año 1989 los hermanos Hall han regresado a Chile, en calidad de Presidentes del Centro de Entrenamiento Misional.

Sin duda que toda la experiencia del Élder Hall ganada en sus diferentes asignaciones durante el curso de su vida, destacándose entre ellas su misión de tiempo completo en Argentina (1946-1949), sus funciones como director del Instituto Chileno Norteamericano de Cultura en Valparaíso y Viña del Mar (1962-1966), sus 22 años de docencia como profesor de español en la Universidad de Brigham Young y sus tres años como presidente de la Misión Argentina Buenos Aires Norte y Buenos Aires Sur (1981-1984) será volcada con amor en la tarea de dirección y docencia en el Centro de Entrenamiento Misional de Chile, y por lo tanto en el enriquecimiento de las vidas de los cientos de jóvenes que pasarán por sus aulas en camino de su misión.

En los Estados Unidos quedaron sus hijos y sus 21 nietos y el recuerdo de ese momento especial cuando un siervo del Señor les entrevistó y les hizo saber que el Señor les necesitaba en Chile, el país que físicamente habían dejado ya casi 23 años atrás, pero que espiritualmente llevaban en sus corazones.

“En ese momento mi alma subió, traspasó el techo y quedó en las nubes, un regocijo muy grande elevó mi corazón”, expresaría el Élder Hall al asumir su llamamiento en Santiago.

Bienvenidos, presidente y hermana Hall, la Iglesia en Chile volverá a verse fortalecida con vuestra presencia como ya lo fue en sus primeros días de establecida, y una gran alegría llegará a los hogares de muchas buenas familias que os recuerdan desde aquellos días en que caminasteis por las calles y cerros del legendario puerto de Valparaíso.

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